Isla Catalina, playas de ensueño y encuentro con la naturaleza
Descubierta en 1494, Isla Catalina esconde historia y secretos de piratas y corsarios
Isla Catalina fue descubierta en 1494 por el navegante Cristóbal Colón en el segundo viaje que hizo al continente americano y le dio el nombre en honor a la hija de la Reina Isabel de Castilla, pero también es conocida como Isla Ikiita y es llamada por los indígenas locales como Labanea o Toeya. Forma parte del trío de islas adyacentes del sureste de República Dominicana, junto a la Saona y a la Catalinita, siendo la Saona la única habitada.
Isla Catalina fue, como otras zonas del Caribe, refugio de piratas y corsarios desde 1520 y hasta la década de 1720. Éstos aguardaban los barcos españoles que pasaban por ahí para atacarles y robarles, lo que resulta interesante para los amantes de estas historias ancestrales.
Una de estas historias es la de William Kidd, mejor conocido como el Capitán Kidd, un marino británico que fue ejecutado, acusado de piratería en 1701 y que se muestra en la literatura inglesa como uno de los más famosos forajidos de todos los tiempos. Los restos de su embarcación, el Quedagh Merchant, fueron descubiertos, sumergidos a pocos metros de la costa de la isla, por arqueólogos de la Universidad de Indiana en 2007.
Ubicada a unos kilómetros al sureste de la isla La Española y a unos 100 kilómetros de Santo Domingo, Isla Catalina, un paraíso deshabitado pero con toda la infraestructura necesaria para el disfrute del visitante, tiene una superficie de cerca de 10 km², un clima tropical cálido y húmedo con temperaturas promedio de 25 grados. Solo tiene una zona, conocida como VIP, donde se puede constatar la presencia humana.
A Isla Catalina se puede llegar a media hora en barco desde la Romana, el punto más cercano, y ocasionalmente es destino de cruceros que tienen rutas en el Caribe y que pueden llevar a sus pasajeros a espacios de playas privadas. No posee grandes dimensiones pero es la segunda más grande de República Dominicana, después de Isla Saona.


Isla Catalina
Para disfrutar Isla Catalina se pueden hacer excursiones desde Punta Cana, Santo Domingo o desde el puerto de La Romana y algunos de los servicios pueden incluir la degustación de platos caribeños, bebidas tropicales o incluso tomar clases de merengue y bachata. El tiempo promedio para visitar la isla es de diez horas, pero con toda certeza, el visitante no querrá dejarla.
Isla Catalina tiene tres playas principales, la del Norte, la del Este y la del Oeste y aunque es ésta última la que tiene mayor desarrollo y la que recibe la mayor afluencia de turistas, no hay que descartar el gran potencial que tienen las otras para el deleite de los visitantes.
¿Qué hacer en Isla Catalina?
Santa Catalina es una joya en República Dominicana y uno los mejores sitios para darse un baño relajante. Sus aguas, con grandes bancos de coral, albergan el Museo Viviente del Mar además del descubrimiento del naufragio del Capitán Kidd a 21 metros de profundidad, en la zona contigua.
Toda la Isla Catalina está dispuesta para llevar a la ensoñación al visitante con diversos recorridos de snorkel y buceo que alegran la vista con peces coloridos y corales vivos pero además, los buceadores pueden tener una experiencia mágica, única, en la Pared de Catalina, un muro imponente, que cae a más de cien metros de profundidad permitiendo disfrutar de jardines de corales y la vida tropical y silvestre, un ecosistema submarino incomparable.
Los amantes del buceo encuentran otra maravilla en el Acuario, con una profundidad de once metros y tapices enormes de formaciones de coral vivo, conviviendo con las especies endémicas del sitio, los peces león y sapo entre otras muchas.
Para quienes no quieren salir del barco, Isla Catalina es un espectáculo visual de colores y paisajes entre las formaciones rocosas, como la Cabeza de Morgan, una enorme piedra que se parece a un perfil humano, las playas de arena fina y la vegetación.
Los amantes de la pesca también encuentran en este paraíso de República Dominicana la posibilidad de la emoción y la relajación que produce este deporte y los visitantes más tradicionales pueden soñar en la arena con sensación de talco fino luego de darse un baño relajante.
Isla Catalina, un jardín del edén con flora y fauna incomparable


Isla Catalina
En Isla Catalina, paisajes ensoñadores con playas de arena blanca finísima y aguas tranquilas y cálidas son la casa, el hogar, de una gran diversidad de flora y fauna, cuidada además porque esta isla es Reserva Ecológica y forma parte del protegido Parque Nacional del Este, en cuyo espacio viven más de 500 especies de flores y 300 de aves.
La fauna terrestre de Isla Catalina es principalmente endémica e incluye una especie de rana, una de tortuga terrestre, dos de serpientes, seis de saurios, diez de aves, cuatro de tortugas marinas y algunas pocas de mamíferos.
Si hablamos de los peces, un prisma multicolor de variedades esperan al visitante: caballitos de mar, esponjas, peces globo con hermosos matices, peces mariposas nadando en pareja, el ángel reina, el pez cofre cornudo, erizos, el pez trompeta, salmonetes amarillos, el chapín pintado y otra gran variedad de ellos que también disfrutan de las aguas cálidas y cristalinas de Isla Catalina.
En cuanto a la flora, el bosque seco tropical está presente en toda la geografía de Isla Catalina y abunda el chaparro, el resbalamano y el olivo, aunque árboles de mango, cocoteros y palmas, entre ellas la pactá, endémica de la zona, encuentran aquí su lugar vital, junto con mangles y arbustos. En las profundidades de sus aguas, Isla Catalina alberga un jardín idílico de arrecifes de coral.
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